En cualquier película de vaqueros estaba permitido ser lo más bajo posible; se podía ser feo como una cebolla podrida, estaba admitido ser bueno como la sangre de un inocente o malo como una naranja agria; sin embargo, lo que en ningún momento se podía ser era cobarde. Un cobarde no llegaba a la altura de una persona. El mero hecho de que te llamaran cobarde...
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